La teoría de la terapia zonal se basa en el
reconocimiento de diez zonas en el cuerpo. Éstas resultan del trazado de líneas
verticales imaginarias que lo dividen desde la cabeza hasta los pies y desde lo
medial a lo lateral, a partir de la columna vertebral. Estas zonas se enumeran
de la 1 a la 5 y se trasladan hasta los pies correspondiendo 5 para cada pie.
En los dedos gordos vuelve a realizarse la división en zonas, pues éstos
vuelven a reflejar la totalidad del cuerpo.
Cada una de las zonas que pasan por un órgano,
tejido, aparato o sistema del cuerpo tiene en los pies su correspondiente área
refleja siguiendo la misma trayectoria longitudinal. La reflexología comprende
la relación de los reflejos en los pies con todas las glándulas y órganos del
cuerpo.
¿Cómo es posible que una pequeña área del pie
pueda afectar algo como la glándula pituitaria? ¿Cuál es la relación?
Es allí donde la teoría zonal cobra significativa
importancia para todo reflexólogo. Una analogía sería que las zonas son como
los cables de una casa, los reflejos viajan a través de las zonas de forma
similar a como la electricidad lo hace por los cables. (Esta analogía no debe
ser confundida con el sistema nervioso del cuerpo, los reflejos tal como hoy
los conocemos no son nervios). La relación entre los pies y los órganos y
glándulas del cuerpo es una serie imaginaria de líneas longitudinales, cada una
de las cuales abarca una zona.
Hay 10 zonas o líneas, para cada dedo de manos y
pie. Estas zonas corren a lo largo de todo el cuerpo, de la coronilla a la
punta de los pies, sobre los cuales efectuamos nuestro trabajo con la
reflexología. Un órgano o glándula se encuentra en una zona específica que
tendrá su reflejo en la correspondiente zona del pie. Cualquier localización
sensible en un área específica del pie señalará que puede estar ocurriendo algo
anormal. La importancia de esto radica en que trabajando un área del pie, está
afectando glándulas y órganos contenidos dentro de esa zona.
Por ejemplo: un pinchazo en un dedo de la mano nos
hará retirar automáticamente el brazo de la fuente de estímulo para evitar el
dolor. En este "reflejo" el cerebro no representa ningún papel
consciente. No tenemos que pensar en respirar para que los pulmones funcionen
pero podemos decidir conscientemente respirar más profundamente. Lo que viaja por los nervios son impulsos
eléctricos que podemos imaginar como canales de energía que desde los pies se
relacionan con todos los órganos del cuerpo.
A partir del mapa podal podemos detectar con nuestros
dedos en qué punto existen bloqueos en este flujo de energía y con un adecuado
masaje en la zona, podemos reestablecer la corriente saludable de energía que
lleva alivio a las áreas que eran disfuncionales. La presión ejercida sobre la
zona refleja puede transmitir mensajes al cerebro ordenándole que corrija el
problema movilizando todos los recursos disponibles de nuestro cuerpo.
La idea de esta "energía" es central, y común no sólo a la reflexología sino también a otros métodos de curación como la acupuntura y el shiatsu, aunque varían las técnicas pero todas ellas conducen a lograr un estado de salud, equilibrio y bienestar.
COMBATE EL DOLOR
Las endorfinas, forma natural de morfina, producida por ciertas regiones de nuestro cerebro, parecen ser el arma más eficaz contra algunos desequilibrios de la personalidad y el dolor. Consideradas 200 veces más potentes que la morfina, las endorfinas están a nuestra disposición en nuestro propio cuerpo y al alcance de nuestra mano; masajeando las zonas reflejas dolorosas hasta que el cerebro libere la cantidad apropiada de endorfinas y logre aliviarnos.
ESTIMULA EL SISTEMA CIRCULATORIO
La sangre nos aporta elementos nutritivos y elimina los residuos orgánicos, mientras circula muy rápidamente por el sistema circulatorio cumpliendo un circuito completo tres veces en un minuto. Cuando la circulación sanguínea está disminuida, pueden aparecer problemas en la eliminación de residuos y con la reflexología podemos mejorarla y aumentar la eliminación de toxinas en la sangre disminuyendo la intoxicación del organismo.
ESTIMULA EL SISTEMA LINFATICO
Por este sistema, similar al circulatorio, se transportan los residuos tóxicos del cuerpo para volcarlos en la sangre y ser posteriormente eliminados. En su trayecto se encuentran los ganglios linfáticos que son los encargados de fabricar los linfocitos que a su vez defienden a nuestro organismo en ciertas enfermedades infecciosas. La circulación de este sistema es muy lenta y apretando las correspondientes zonas reflejas podemos acelerarlas y mejorar el equilibrio bioquímico del cuerpo.
POTENCIAL ENERGETICO ANORMAL
Científicos orientales ya han comprobado, por medio de complejos instrumentos, la existencia de este potencial. El estado de salud existe cuando entre los diferentes órganos hay un equilibrio de energía. Si se perturba este equilibrio, la energía no llega y no circula provocando trastornos en la salud. Actuando en las zonas reflejas correspondientes podemos restablecer el normal flujo energético interrumpido y mover la energía del lado sano hacia donde falta, provocar el alivio de las zonas afectadas logrando aumentar la vitalidad del cuerpo.
INFLUENCIA PSICOLOGICA
La teoría de la influencia psicológica podría no
explicar todos los resultados obtenidos a través de un tratamiento ya que los
animales reaccionan como los humanos ante esta técnica. La reflexología
veterinaria es tan variada como la nuestra pero no podemos decir que los
animales están sujetos a la sugestión que puede actuar sobre el hombre.
Hans Seyle, especialista reconocido
internacionalmente en lo relativo a las investigaciones realizadas sobre los
efectos del estrés en el organismo ha declarado que entre el 60 y 80 por ciento
de nuestros desórdenes físicos se originan en la cabeza, o sea que la
distensión, relajación y el pensamiento positivo son de fundamental importancia
para lograr un equilibrio saludable. Sin duda la reflexología formará parte del
conjunto de medios que podrán liberarnos de la enfermedad uniendo también los
factores naturales de la salud: observar las reglas de higiene, buena
alimentación, descanso adecuado, respiración, ejercicios (etc.) y ante todo: pensamiento
positivo.
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